martes, 9 de junio de 2009

Rayos, la furia del cielo


Los partes meteorológicos, en particular en período lluvioso, suelen ser reiterativos en cuanto a la posibilidad de ocurrencia de tormentas eléctricas. Y, con ellas, aparecen los rayos. Desde la antigüedad estos fenómenos han provocado temor entre los humanos. En algunas civilizaciones eran considerados como la furia de los dioses y así “tomaban represalias” con los mortales.

Hoy, en día, este espectáculo natural sobrecogedor inspira no pocas teorías entre los científicos quienes intentan echar luz sobre sus causas, beneficios y perjuicios, mitos y realidades.

Entre las personas comunes hay quienes aseguran que los rayos tienen más ventajas que desventajas para el ambiente; otros, que afectan más al sexo masculino que al femenino y no faltan, que garantizan a las fulguraciones total inocuidad de noche, mientras resultan implacables por el día...


Existen ideas erróneas sobre los rayos. La primera dice que no alcanzan dos veces un mismo lugar. Pruebas fotográficas muestran que un rascacielos u otra estructura elevada puede ser golpeada muchas veces durante una sola tormenta. En lel municipio de Puerto Padre, un hombre ha sido víctima tres veces de estos eventos naturales.

La segunda es que el lugar más seguro durante una tormenta de rayos está bajo un árbol alto. Los árboles, debido a su altura, son propensos a ser alcanzados por las fulguraciones. Lo más seguro para una persona que está fuera de su casa es permanecer en el interior de un coche con estructura metálica o acostarse en el suelo de un lugar descampado.

El tercer concepto erróneo es que los rayos están siempre asociados con truenos. Los observadores que escuchen los truenos para contar los rayos pueden perderse hasta un 40% de estos últimos.

Lejos de lo que pudiera pensarse ante el pánico que ofrecen ciclones y tornados, las muertes ocasionadas por la ocurrencia de rayos son las principales de las causadas por sucesos naturales. Según investigaciones, los hombres de entre 16 y 45 años de edad que laboran en faenas agropecuarias, constituyen el grupo más propenso para convertirse en víctimas de las descargas eléctricas. En el período – de 1987 a 1999- se contabilizaron 58 habitantes de Las Tunas fallecidos por la razón de referencias, cantidad similar a la que ocurre en el país cada año. Por esa razón, los investigadores conceden mayor relevancia a este fenómeno.

Los lugares aislados y al aire libre se pintan solos para ser alcanzados por fulguraciones. Algunas fuentes señalan un lado positivo a los rayos: el desprendimiento de nitrógeno liberado por la atmósfera en ese momento y transportado por las gotas de lluvia sirve como nutriente del suelo. Incluso otros van más allá, al insinuar la incidencia de esos fenómenos en el origen de la vida en la Tierra. Para nosotros significan un espectáculo hermoso que no debemos detenernos a admirar.

2 comentarios:

Lola dijo...

Le tengo terror a las tormentas pero a la vez me atraen muchísimo.
Ver los rayos caer al mar es preciosísimo.
Tu post me ha gustado. Besos Lola

El sitio de Iris dijo...

Gracias, como siempre, Lola. Realmente es un espectáculo bello que casi nunca tenemos posibilidad, deseos o valor de contemplar, jajaja, a nuestro alrededor conocemos a muchos que se aterran cuando comienza una de estas tormentas. Por estos días, las vivimos casi a diario en Cuba, sobre todo al Oriente donde estoy. Nos vemos, Lola. Un abrazo. Iris