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viernes, 7 de agosto de 2015

¿Y tú qué serie sigues?

A veces me siento "detrás del palo" con algunas conversaciones importantes -a juzgar por la contundencia de algunos criterios y la gravedad con que se exponen- hasta que caigo en la cuenta del tema y respiro aliviada. Las series televisivas, principalmente norteamericanas, acaparan los asuntos de los que hablan muchas personas a mi alrededor. El non plus ultra: Juego de tronos. Un colega me dijo con tremenda firmeza que debía verla solo por el hecho de no estar desactualizada con un fenómeno que atrapa a millones de personas en el mundo o por la calidad artística del producto audiovisual. Pero no pude pasar del primer capítulo.
Más que los tópicos fantásticos y el ambiente de época medieval (que me gusta) en este caso no me atrapan porque ya comprobé que las series no son lo mío. Ni El Barco, ni Prison Break, ni Persona de interés, ni un largo etc que llegan cada semana por medio del Paquete me obligan a estar pendiente de la salida de la última temporada o el capítulo siguiente. Yo me quedo con el cine y la hora y media de duración  de las historia, un poco más también.
Claro con Esposas desesperadas y Anatomía de Grey me sucedió otra cosa y terminé pendiente de sus personajes. Los guiones de ambas producciones me "engancharon" y las sigo, pero no como si en ello me fuera la vida. Ocasionalmente  y si los horarios en que los transmite la TVCubana me dejan. Obviamente, estas no son de las historias que llegan en el "Paquete Semanal". Es tremendo consuelo ver que no soy la única a quien les gustan. También tienen sus cientos de miles de espectadores. Menos mal porque ya me estaba sintiendo "rarita" con mis gustos en materia de entretenimiento en la era audiovisual.
La Televisión Cubana suele estar al día con muchas de estas series, aunque las transmite en horarios incómodos para quienes no podemos darnos el banquete de dormir la mañana. Aun así las seguimos, sobre todo por la escasez de producciones de calidad. Igual argumento esgrimen los seguidores más cercanos del Paquete.

miércoles, 10 de junio de 2015

Negro y blanco sí

Las telenovelas brasileñas en particular tienen una marcada ascendencia en el imaginario colectivo en Cuba. Formas de vestir, palabras y frases, hasta temas cotidianos de conversación y debates sobre cada capítulo se incorporan a la cultura de la Mayor de Las Antillas.

Por eso no es de extrañar que la serie transmitida actualmente, Dos Caras (Rede Globo, 2007), se convierta en punto de partida de análisis en determinados círculos sobre los prejuicios raciales, cuando una pareja interracial como la de Julia y Evilasio protagoniza su apasionada y polémica historia de amor.
En cada capítulo en los cuales aparecen los personajes mencionados, los bocadillos permiten expresar la discriminación y los criterios encontrados que existen en aquel país, de acuerdo con la clase social que se pronuncie al respecto.
Fue de Nicolás Guillén la idea de que cuando se hablara de razas los nacidos en este Archipiélago nos reconociéramos en una: la del “color cubano”, de acuerdo con el espíritu mestizo del país. La presencia de los genes de congos o carabalíes en nuestro origen se ha convertido en una de esas verdades lapidarias conocidas por todos.
Desde el propio inicio de la Revolución, Fidel se refirió al “problema racial” como un asunto difícil de resolver, atendiendo a su enraizamiento durante siglos. En los albores de la década del 60 por todo el país se desarrolló una campaña, impulsada por él y protagonizada por intelectuales, artistas, periodistas y otros sectores, en aras de debatir públicamente sobre estos temas y proponer soluciones hacia la integración.
En poco tiempo, al amparo de la Constitución y otras legislaciones, por obra y gracia del joven proceso revolucionario se reconocía a negros, blancos, mestizos y cuanto origen racial o étnico existiera en Cuba, con igualdad de derechos y oportunidades. De esa forma, durante decenas de años se consideró desterrada la discriminación racial de nuestra geografía.

La segregación histórica de que fueron objeto los alejó por años del centro de las ciudades y de las principales instituciones y escuelas. Los diversos programas de la Revolución –sobre la base creada desde 1959- han venido a resolver también algunas carencias espirituales y postergaciones, hacia un acceso pleno a las oportunidades sociales del país… para construir la Patria con todos y para el bien de todos, concebida por Martí.

lunes, 16 de marzo de 2015

Patito feo

La maestra de Sofía me dio las quejas: "Cuando mis estudiantes tienen un momento libre, no hablan del contenido de las clases, ni del calendario de los trabajos de control... No. Solo hablan de Patito". Ya me había dado cuenta, claro, al igual que mis hijas, entre las personitas de sus edades la serie argentina ocupa parte importante de su tiempo. Reproducen los capítulos descargados de internet, el peinado y los pasos de la coreografía de ambos grupos rivales del guion televisivo.

Lunes, miércoles y viernes de 5:30 a 6:00 pm los hogares cubanos con presencia infantil y adolescente están sintonizados en el canal Cubavisión. Mi hija mayor ya estrenó el peinado del personaje principal y me pidió prestado el marco de unos espejuelos para esa foto.
Wikipedia resume así: "Patito feo es una telenovela infantil argentina. Sus autores son Mario Schajris y Marcela Citterio. Se transmitió entre 2007 y 2008 por Canal 13. Estuvo protagonizada por Laura Esquivel, Griselda Siciliani y Juan Darthés, con las participaciones antagónicas de Brenda Asnicar y Gloria Carrá".
El argumento redunda en las historias que los adultos hemos consumido tantas veces, pero que al menos para mis niñas es una novedad: un triángulo amoroso, niña popular vs. niña buena con aparatos en los dientes, espejuelos y miedo escénico; locas por el crack de la escuela, Mathías. Este conflicto es similar al que se presenta entre las madres de ellas.
Mientras mis hijas aprenden los nuevos pasos de baile y las canciones de la serie, trato de conducirles en la apreciación de la obra, aunque me cuesta mucho esfuerzo reprimir frases despectivas ante una historia débil, como si la vida fuera de buenos buenos y malos remalos. 

lunes, 23 de noviembre de 2009

Hurón azul o la polémica a la pantalla


Hurón azul no es ninguna contravención a la lógica por un animal color añil. Primero fue el nombre que le dio a su casa y lugar de creación e inspiración Carlos Henríquez, reconocido pintor cubano de la primera década del siglo XX y autor, entre otras, de la obra El rapto de las mulatas. Pero, hace ya algunos años lo adoptó como identificación, Hurón Azul, un programa ideado por la realizadora Lizzette Vila y auspiciado por la UNEAC.
Aunque no me inclino por la crítica televisiva, vale la pena tener en cuenta este espacio cuando se trata de mencionar en Cuba asuntos que ganan el adjetivo de polémicos porque no forman parte de la línea editorial de otros medios, y aunque aparecen en el lenguaje cotidiano de la gente, tampoco se asumen en debates públicos, salvo en los congresos de los intelectuales.
Hace pocas semanas llevó a la televisión el reconocimiento a la obra y a los artistas que se desenvuelven por contratos de trabajo o porque han decidido afincarse en otros países. Desde que se anunció el tema, también aparecieron numerosos rostros casi desparecidos y olvidados de nuestras pantallas., como el de Beatriz Valdés, en una de las fotos aquí. Mientras, se escuchaban opiniones al respecto, en voces autorizadas como los protagonistas de Fresa y Chocolate, el cantante David Torrens y otros muchos, admitieron la necesidad de que se reconozcan a estos creadores, quienes han decidido emigrar por razones económicas o porque las limitaciones materiales impiden desarrollar las artes al nivel de los exponentes con que cuenta el país.
El más reciente del Hurón trató en torno al vestir en Cuba, no como culto a la moda o los estilos que se ven hoy en la calle, sino la depresión de la industria textil, el mal gusto y uniformidad de las ofertas en las tiendas (en cualquiera de las monedas) y la importancia de que este asunto se deje de ver como una frivolidad. Los intelectuales entrevistados analizaron con criterios sólidos las opciones que les quedan a los cubanos para cumplir esta necesidad básica. Igualmente, se comentó sobre la "cultura del vestir" en el país, donde algunos van elegantes a las playas y en short al teatro.

En este programa también se ha hablado sobre racismo y discriminación racial en la televisión nacional, periodismo cultural y análisis casuísticos de las manifestaciones artísticas. Más que un guión para llenar un tiempo televisivo, este roedor azulado parece encabezar o sugerir por dónde comenzar a debatir públicamente problemas que nos afectan, a partir de opiniones inteligentes y con un fin constructivo, enriquecedor.