martes, 9 de marzo de 2010

Para no olvidarnos de Haití


DE CABO HAITIANO A LAS TUNAS

Cabo Haitiano es nombre entrañable para los cubanos. Desde allí partió José Martí hacia los campos cubanos, después de recurrentes viajes desde el Caribe, para morir por la independencia de su tierra. Y ese toponímico acompaña a Dos Ríos en el título de las páginas finales del Diario del Apóstol.

Nada de esto conocía Fanfan Etienne, alumno procedente de Haití, matriculado en el primer año de Agronomía en la Universidad de Las Tunas, cuando llegó a estudiar a La Habana en 2008. “Lo supe cuando visité la Casa Natal de José Martí para realizar un trabajo independiente de clases, mientras cursaba ese año de preparatoria, relata. Entonces vi toda la ruta por el Caribe, donde se incluye a mi país varias veces.”

Esos elementos ayudan a Fanfan a entender más la cercanía de su Isla con la nuestra y por qué sus desgracias las sentimos como propias en la piel. “Supe del terremoto del pasado 12 de enero por las noticias de la Televisión. Traté de llamar muchas veces y no pude hablar con mi familia, porque se habían cortado las comunicaciones. Al otro día escuché que la parte norte de Haití no había sufrido grandes daños. Luego, recibí un correo electrónico de mi hermano y me dijo que todos estaban bien. También mis familiares de Puerto Príncipe.”

Cabo Haitiano, la segunda ciudad en importancia de la nación, sufrió un terremoto a finales del siglo XIX. Los especialistas han reconocido en varias oportunidades el riesgo que pende sobre esa área. Tras el sismo de enero, las paredes de una escuela se desplomaron lo cual causó la muerte de cuatro niños.

“Este desastre solo logra aumentar el sufrimiento y la pobreza de mi país, reconoce Etienne. Agradezco al pueblo cubano –y a Venezuela también- la ayuda para salvar a la gente que está sufriendo. Además, porque los cubanos estaban allá desde antes. Por eso, ustedes siempre están en nuestros corazones.”

“Después del terremoto en Haití, pienso que es un deber de cada joven preguntarse cómo puede ayudar a su país. Este hecho me ha motivado a estudiar más. En el futuro no sé dónde voy a trabajar, pero creo que nuestro gobierno necesita un plan para desarrollar la Agricultura. Allá casi todo es privado, pero el Estado tiene tierras y los agrónomos podremos contribuir al desarrollo.

“Yo vine a cursar Estudios Socioculturales, continúa. Después cambié para Agronomía por su relación con la agricultura. Llegué aquí por una convocatoria y porque Cuba tiene un valor internacional en la Educación. Me siento muy bien, tengo muchos amigos… Los profesores me ayudan, me gusta su sistema educacional y no tengo dificultades. Me falta dominar más el español, sobre todo las palabras técnicas de la carrera, pero poco a poco…”

Acostumbrados a compartir lo que tenemos, la presencia de Fanfan Etienne, un joven de 24 años procedente de Haití, nos brinda la oportunidad de ser solidarios una vez más y, en un momento de particular dolor para la vecina nación, enlazada a la nuestra por una historia que ya tiene más de dos siglos.


2 comentarios:

Lola dijo...

No sabía esa cercania de Cuba con Haití. Estoy mejor y te mando un beso Lola

El sitio de Iris dijo...

Hola, amiga. Me alegra que estés mejor. Después de la Revolución de Haití muchos hacendados y sus esclavos huyendo se asentaron al sur oriental de Cuba y encabezaron las plantaciones de café. Después, en la primera mitad del siglo XX fueron parte de la principal fuerza para cortar caña de azúcar. Por eso, abundan por acá los apellidos de origen francés y antepasados haitianos en numerosas familias. Antes del terremoto de enero, los médicos cubanos estaban allá ayudando desde hacía unos 10 años. Un beso.