jueves, 1 de diciembre de 2011

La herencia de Adán y Eva

Algunos titulares recientes fechados en Japón refieren que por allá va desapareciendo de las expectativas, principalmente de los jóvenes, la idea de vivir en parejas. No sé si conservan la reproducción entre sus pensamientos, pero al parecer para ello no es importante eso de que dos personas compartan su existencia. La formación de la pareja es tan ancestral como la propia Humanidad, a la vez que desde sus orígenes ha variado notablemente con la propia existencia, según las latitudes, la cultura o las propias épocas. Es por eso, que hoy son modas muy lejanas el lenguaje de los abanicos o los bailes de salón propicios para cortejar o ser cortejadas en el siglo XIX. Pero, nadie pensaría años atrás en comenzar una relación con solo acercarse a la persona de su interés, tal como ocurre entre los jóvenes de hoy. “Ahora somos menos tímidos y más atrevidos que antes; a veces las relaciones se inician por casualidad y desde la primera frase se sabe si tendremos éxito o no”. Así suelen comentar los jovencitos la manera en que comienzan una relación de pareja. Las formas para expresar el amor han cambiado mucho, pero los amantes reconocen a los ojos como el medio principal para comunicar los sentimientos. Las serenatas, las cartas perfumadas y los discursos pródigos en frases dulces eran también parte del ábrete sésamo para facilitar el acercamiento, pero hace ya varias décadas. En fechas más recientes, las extensas declaraciones de amor recorrían las manos ansiosas de los adolescentes con pretensiones de impresionar al objeto de su atracción, a través de palabras aprendidas de memoria que luego saldrían de sus labios como la más romántica improvisación. Pero, los tiempos cambian. Y, el amor en todas sus fases no ha quedado exento de transformaciones que han derivado en modos muy peculiares y modernos de concretarse. Incluso, ya las muchachas no necesitan esperar pasivamente que los varones le transmitan su interés, sino que muchas veces toman la iniciativa.
Para las actuales generaciones, las maneras actuales de enamorarse son fruto del progreso “el romanticismo pasó de moda”, se atreven a asegurar muchos.

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