jueves, 20 de marzo de 2014

Fiebre de belleza

Uñas acrílicas, párpados tatuados, “la queratina” en el cabello… podrían agruparse entre los últimos gritos de la moda, principalmente femenina. Y es fácil asegurar que esta “fiebre” no constituye una exclusividad de Las Tunas, ni tampoco de nuestro país. Todos los días las revistas y las redes sociales se llenan de fotos y consejos con las tendencias aparecidas o de sus variaciones. Esos adornos vienen a compensar, muchas veces, insatisfacciones con nuestra apariencia, quizás uñas feas, débiles o enfermas; cabellos poco atractivos o esa eterna inconformidad ante lo que la naturaleza nos dio. Y, esto último, no solo relacionado con la textura y forma del pelo, sino puede ser con su color y largo; pero también con las cejas y pestañas escasas y cuanta idea nos formemos de nosotras mismas. Un retoque por aquí o una corrección por allá siguen la ruta de otras numerosas maneras de incorporar al cuerpo humano elementos que nos embellezcan, que nos hagan lucir diferentes y atractivas. Independientemente de que me refiera al género femenino, se debe aclarar que estos temas no son solo de mujeres. A lo largo de la historia de la humanidad las personas de uno y otro sexo han empolvado sus rostros, usado pelucas, pintado lunares... con esas similares pretensiones. El problema se halla, por ejemplo, cuando algunos de esos accesorios entorpecen la labor que se desarrolla. He visto a dependientas de tiendas recaudadoras de divisa solicitar a los clientes que les abran cajas de tintes y de perfumes, ante el obstáculo que le imponen las uñas extremadamente largas. Asimismo sucedió ante mí cuando el profesor de una carrera universitaria requirió a la alumna, porque no podía atender correctamente al paciente. Estas modas actuales –como las pelucas en el siglo XVII-, para numerosas mujeres constituyen un rasgo de estatus económico. Y ya sabemos por qué. Los precios de esos elementos están fijados en CUC y para nada accesibles al salario de una cubana de a pie, a menos que prescinda de un producto básico. La erogación puede variar según la calidad y marca de la mercancía o el origen del proveedor, pero también el reconocimiento de quien lo aplique, el lugar de residencia y diversos factores más. Algunos especialistas han llamado la atención sobre el daño que puede causar el uso prolongado de estos aditamentos y sustancias químicas para el organismo. De los cuidados que requiere tatuar las áreas cercanas a los ojos se ha hablado más que del abuso de laciar con “la queratina” (por encima de nutrir el cabello) o de las uñas postizas, porque se asegura que maltratan el esmalte natural. En tales casos es esta una elección personal, que pasa por el nivel adquisitivo de cada persona. Antes, se debe recibir una orientación sobre las afectaciones para la salud individual. Es una decisión con responsabilidad. Pero tampoco significa que todas debamos vivir bajo los clichés y la tiranía de seguir una moda a toda costa y costo.

1 comentario:

Jge dijo...

Verdadero e interesante tu escrito de hoy, sobretodo lo que impide el "estar a la moda" además de la higiene.
Algo que me llamó mucho la atención en la visita es ver a la mayoría de los jóvenes sus cejas arregladas, pues nada los tubues se están quedando atrás.
Saludos desde el sur