jueves, 4 de diciembre de 2008

La Habana es una película

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que se desarrolla en La Habana cada diciembre, es una fiesta. Eso se sabe desde su propio nombre. Pero, lo que se conoce poco es que para estos 10 días muchas personas se preparan durante todo el año. No solo desde el punto de vista institucional, sino desde la casa.
Cientos de periodistas, artistas, cinéfilos, faranduleros... llegan a la capital de Cuba desde todos los rincones del archipiélago para vivir la emoción de cruzarse por la calle con la actriz Arianna Gil, asistir a un concierto de Fito Páez, compartir butacas en un cine con la actriz cubana Isabel Santos o acudir a la conferencia de prensa del cineasta peruano Francisco Lombardi. Todos ellos participantes varias veces a lo largo de estos 30 años.
Otros acuden para agenciarse algún autógrafo de los actores Benicio del Toro o Rodrigo Santoro; quizás tan solo para escribir en su diario personal que fueron testigos del momento más importante del séptimo arte en Cuba. Todo eso vale, por supuesto.
En las universidades, generalmente en sus facultades de humanidades, se gesta un movimiento de festivaleros. Algunos osados, inquietos agarran su mochila y viajan, en trotes aventureras hacia La Habana, al amparo de alguna tía, amigo o conocido que le permita pernoctar. Y, jóvenes al fin, quién le recuerda a un cinéfilo festivalero que los huracanes han hecho estragos serios en los abastecimientos. Ellos parafrasean al eterno joven Benedetti, "con sábanas qué bueno, sin sábanas da igual".

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