sábado, 6 de diciembre de 2008

La vida en rosa


En diferentes épocas y desde muchos años atrás se leen, con escasas modificaciones de unas a otras las novelas rosa. Aunque en Cuba no se publican, de mano en mano pasan innumerables títulos arrancando lágrimas de adolescentes y de mayores, las más de las veces del sexo femenino. Todos ellos aderezados con similares ingredientes: la muchacha pobre, buena y linda, el caballero apuesto y adinerado, algún que otro obstáculo para el amor y el consabido final feliz.

Pero, no se debe obviar el papel que en este asunto desempeñan los cuentos infantiles. Las mejores y más conocidas historias de hadas madrinas, príncipes y princesas que fueron felices después de vencer a madrastras malévolas, encantamientos y monstruos, constituyen la primera semilla donde de niños aprendemos a buscar la perfección y el entretenimiento en fábulas sencillas y con soluciones casi sobre humanas.

Disfrutar de un libro, cualquiera que este sea, no es pecado. Y en muchos de los casos de lectores y lectoras de novelitas rosa se evidencia una sed de imaginación, de “volar” a través de la letra impresa o de vivir historias de amor,tal vez por no tener una propia. En cambio, no siempre estas personas con manifiestas ganas de leer encuentran la mano orientadora y la ayuda para encontrar la buena literatura.

Algunos resultados de estudios publicados demuestran que un número notable de estas adolescentes y jóvenes gozan de la misma manera con títulos como María, de Jorge Isaac, o Madame Bovary, de Flaubert. Y la búsqueda de textos folletinescos muestra una laguna, que no solo está dada en las limitaciones editoriales, sino también en la promoción de las publicaciones, en la orientación y en la disponibilidad de las mejores obras, por medio de la red de librerías o bibliotecas públicas y escolares.

La labor de personas formadas para la promoción también gana adeptos. Quizás sea este el modo en el cual, por fin, Corín Tellado -autor más popular en estas lideas acá- pueda descansar en paz, porque al salir de casa tendremos que enfrentar la vida tal cual es.

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