
Si hacemos una retrospectiva podremos encontrar que en los siglos anteriores, las ropas que lucía la aristocracia criolla resultaban copia fiel de la que se exhibía en Europa y, después, En estados Unidos. No importaba si las condiciones del clima fueran distintas. Poco a poco se introducían colores y variaciones impuestos por el sofocante calor y otras condiciones locales.
Sin embargo, una de esas prendas se ha extendido sobre todo por América Latina. Y no resulta desconocida en distintos lares del mundo, como elegante, cómoda y apropiada para las estaciones más calurosas: la guayabera.
Las investigaciones apuntan a que el origen de esa indumentaria, descrita como una especie de chaquetilla, tuvo su origen entre el campesinado de
Aunque por acá se asoció en sus orígenes a los llamados guajiros o trabajadores de campo, después pasó a usarse en las zonas urbanas. La prenda de vestir se modificó y entró en el escaparate de muchas mujeres y escaló los exclusivos planos de las piezas ideales para los paseos nocturnos y los momentos de etiqueta.
Sin lugar a dudas, es este nuestro traje típico y no falta en fiestas, motivos u ocasiones auténticamente cubanas, ya sea procedentes de nuestro país o llegadas desde otro lugar; y confeccionadas en hilo, lino o en seda. De cualquier modo, frescas, elegantes y funcionales, se mantienen las guayaberas.
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