miércoles, 11 de febrero de 2009

Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso, CAFÉ


Algunas encumbradas obras de la literatura y poemas clásicos han nacido en las mesas o en el mostrador de una cafetería. Acerca del café han meditado escritores, músicos, intelectuales. Un proverbio turco reza que el café debe ser negro como el diablo, caliente como el infierno, puro como un ángel y suave como el amor.
El consumo de café se ha enraizado tanto en la población cubana, que ya forma parte de sus tradiciones y de las costumbres cotidianas.
Las conversaciones amistosas y de trabajo encuentran un escenario cómodo alrededor de tazas de café. Casi como rituales, las visitas del hogar aguardan y dialogan mientras bulle una cafetera humeante. El ritmo de vida en la actualidad también perpetúa esta bebida negra como un estimulante insomne para derrotar el sueño y la monotonía.
El brebaje aromático ha encontrado en la historia defensores de sus propiedades cosméticas y revitalizantes. En tiempos remotos, las tribus africanas preparaban una pasta con el grano que daban a los guerreros para insuflarles valor. Y, retomando aplicaciones antiguas, algunos tratamientos de belleza hoy en día conceden un lugar privilegiado al café para mejorar la piel y dar masajes a los pies.
A pesar de su extensión casi omnipresente en todo el mundo, la introducción del café en Cuba, por ejemplo, pasó por la crítica social y las prohibiciones.
A la llegada de los conquistadores al Nuevo Mundo, por acá no se tenía conocimiento sobre la existencia del café. Los nacidos en las tierras americanas solían ingerir chocolate.
El descubrimiento del cafeto, y sus propiedades estimulantes, se le atribuyen a un pastor etíope en 1440. Se dice que mientras llevaba a sus ovejas en busca de alimentos, observó como saltaban y se excitaban después de comer unos granos oscuros y olorosos. Más tarde la planta se extendió por Europa y al resto del mundo le llegó el incofundible aroma. Las colonias francesas fueron las primeras en recibirlo por acá. Al concluir la rebelión de negros haitianos se diseminó por América Latina.
Una vez introducido el cafeto en Cuba, los primeros consumidores del brebaje eran vistos como desafiantes de las buenas costumbres, al relacionarse con negros y franceses atrevidos.
Los investigadores calculan que anualmente los terrícolas consumen unas 200 mil millones de tazas de café. Pero también se le asocia con una enfermedad nombrada hace pocos años: el cafeinismo. Mientras dos o tres tazas podrían funcionar como antioxidantes en el organismo, dosis mayores provocan incluso crisis de angustia o el pánico agudo, según apuntan estudios actuales. Las autoridades sanitarias se inclinan por la labor preventiva para desestimular el hábito.
Por lo general, los fumadores encuentran en el café un impulso para llevar el cigarro a la boca y un pretexto para no abandonar la nicotina. Y establecen así un círculo vicioso bastante recurrente en el paisaje contemporáneo.

2 comentarios:

helena bicova dijo...

Ay, el café... Es un placer que le debo a Cuba.

eddiermadesign dijo...

C.A.F.E. (Caliente, amargo, fuerte y escaso) este es o que significa Cafe, Caffe, Coffee, etc, etc, etc, y este nombre fue dado por un Español, para reemplazar el nombre de Te Arabico o infusion Arabica, esta es la gran verdad que muchos no conocen, en muchos libros se dice que fueron los Ethiopes o Yemenitas, pero en realidad quien lo nombro fue un Sefarad, un individuo que era un comerciente Sefardita-Judio, fue en su taberna en la ciudad se Cordoba, Andalucia, Reino de España, cuando la ocupacion del Califato Arabe, los cuales introdujreron esta bebida,en los tiempos de la ocupacion de los Moros o Arabes.