viernes, 1 de mayo de 2009

Al inicio de mayo


Pensé que varios días después de la expansión del virus de la Influenza A (gripe porcina), no se hablaría de otra cosa. Aun así, la gente en Cuba desfiló por el Primero de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, devenida ya una tradición. Las personas se levantan temprano en esa fecha, vestidas predominantemente de los colores azul, blanco y rojo, en alusión evidente a la bandera. En algunas empresas, se distribuyen gorras o pulóveres para identificar su sindicato. Niños, ancianos, jóvenes... portan banderitas de papel, carteles o accesorios alusivos a su labor.
Cuando concluye el desfile, la rutina continúa, y algunas trabajadoras aprovechan el feriado para poner al día las tareas domésticas, que por cierto, siguen pesando más sobre nosotras. Muchos, en cambio, otean al cielo en espera de las añoradas lluvias de mayo, y dar color a un paisaje de tonos ocres por la sequía con que ha cerrado el primer cuarto del año.
Sobre tradiciones y supersticiones: los muchachos añoran comer los mangos que colman los árboles y los adultos se oponen, porque "como no les ha llovido pueden causar daño estomacal". También he oído toda mi vida que es conveniente tomar de las primeras precipitaciones del quinto mes para prevenir males de barriga.
No obstante, la famosa gripe que ha colmado titulares en todos los países permanece en nuestras preocupaciones, aunque intentemos no desviarnos de nuestra cotidianidad. Aquí no ha cundido el pánico, pero seguimos la evolución de los acontecimientos. Extremamos las medidas de higiene, convencidos de que prevenir es la opción más efectiva. Por fotuna, Cuba dispone de un bien estructurado sistema de salud pública que, con la experiencia y formación de los profesionales, nos da tranquilidad.


En la foto de Yaciel Peña de La Peña un instructor de arte desfila en la plaza Vicente García González, de Las Tunas.

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