lunes, 11 de mayo de 2009

Celia Sánchez, el hada madrina de mi pueblo

Desde que estamos en la escuela y se estudia la historia reciente de la Revolución Cubana, entre las mujeres sobresalientes y queridas aparece Celia Sánchez Manduley (9 de mayo de 1920 a 11 de enero de 1980). Quizás para los jóvenes, es una más de las personalidades emblemáticas acompañada por otros muchos nombres. Es una figura para moldear estatuas o aprender biografías y hechos relevantes. En Pilón, mi pueblo, Celia no es solo una heroína, guerrillera; asesora, ayudante, colaboradora y compañera de Fidel Castro. Celia es leyenda, es un cariño hondo y familiar. Es además madre simbólica.
Llegó a Pilón en 1940, cuando el pequeño caserío en torno al central azucarero apenas tenía nombre y se identificaba por el accidente geográfico cercano: Ensenada de Mora. Ella venía en compañía de toda la familia procedente de Media Luna, otro pueblo costero al sur de Cuba donde nació. El patriarca, el Dr. Manuel Sánchez, había sido trasladado al ingenio Cape Cruz a establecer consulta médica.
Amante de la naturaleza, la aventura y los espacios abiertos, rápidamente la hija inquieta recorrió la zona, proyectó y amó la confluencia del mar y la montaña, que como una combinación peculiar y única a ratos distingue el paisaje por acá. Pero, asimismo alivió el dolor de algunas familias y regaló juguetes en aquellos huérfanos días de Reyes, en una región de mucha pobreza e insalubridad en la época.
Se dice que en uno de sus viajes de pesca y excursión, Celia imaginó un hotel donde se inauguró en la década del 80 el "Marea del Portillo". Sus inquietudes patrióticas la impulsaron a acompañar a su amiga, la escultora Jilma Madera a llevar el busto de José Martí al punto más alto de Cuba, el Pico Turquino, a unos 1970 metros sobre el nivel del mar. El Parque Lenin y Coppelia en La Habana nacieron de sus ideas.
En Pilón, también se le agradece una comunidad de edificios que dio hogar a decenas de familias, y muchas otras obras que, después del triunfo revolucionario, como un compromiso cumplido asumió cuando decidió estar al lado de los humildes.
La casa donde residió la familia devino Museo Municipal y permanece envuelta en un halo místico. Fue allí donde se hospedó Eduardo Chibás, el líder ortodoxo cubano, que en una gira por Oriente llegó hasta aquella comarca. A la sombra de un frondoso árbol del confortable chalet fue donde Celia dio los toques finales, junto a Frank País García, líder del Movimiento 26 de Julio en Oriente, al plan para apoyar el Desembarco del Granma en 1956. Fue ella, quien organizó una red de campesinos de la zona para ayudar a los expedicionarios.
A finales de 1956 se trasladó a Manzanillo y, ante la presión de las autoridades batistianas por sus actividades en el llano, al año siguiente se convirtió en la primera mujer en unirse a los barbudos. También se dice que continuó infatigable hasta su muerte. La rica vegetación que adorna algunos salones del Consejo de Estado contribuye a dar frescura a una imagen entrañable y generosa, para muchos cubanos, como es la de Celia.
La segunda foto es el batey del central Cape Cruz, Ensenada de Mora o Pilón, en 1942. La tercera foto del post fue tomada en 1957, Celia está al centro, entre Haydeé Santamaría y Raúl Castro.

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