martes, 10 de noviembre de 2009

Trámites y via crucis del día a día


La Historia de Cuba en los últimos 136 años, cuando se reconoció el ejercicio de la función notarial, se ha nutrido de la fiabilidad y el desempeño ético de su personal. Mucho de lo que sabemos hoy de nuestros antepasados quedó registrado con cuidado y celo por ese cuerpo legal. Este elemento ofrece más argumentos para dar valor a una labor de por sí justipreciada. El asunto ahora es eliminar sus lastres y buscar agilidad para que no siga siendo impulso para la burocracia.

Cada día decenas de personas se asoman a las notarías de cualquier lugar del país, en busca de algún documento o servicio en temas tan cruciales de sus vidas como adjudicaciones de algún bien patrimonial, hacer un testamento, declaratorias de herederos, donar o permutar la vivienda, actos migratorios, traspaso de automóviles… Uff!, hasta completar alrededor de 50 actos que se pueden realizar en tales unidades.

Estos procesos no siempre ocurren con la eficiencia deseada (y merecida) por los usuarios. Las largas esperas, lo engorroso de estos asuntos y el peloteo en el cual se ve envuelta la población, son algunas de las razones que han motivado un amplio proceso de debate en cada provincia, para fortalecer la ética notarial y perfeccionar este trabajo.

La calidad de las escrituras emitidas por los profesionales del sector y el mantener su comportamiento ético y una imagen intachable, constituyen el eje de esos análisis. Y, que plantea partir desde la selección de notarios idóneos, recalificar a quienes cuentan señalamientos recurrentes en su desempeño, pero también elevar la productividad del personal.

En ocasiones, las personas permanecen en una cola en la Notaría durante toda la mañana y cuando llega su turno le dicen que no es ese el lugar, se retiran sin entender qué hacer en lo sucesivo o no reciben la atención de calidad y sensibilidad que debe primar allí, pues los usuarios sienten confianza en estos profesionales. Para comparecer ante notarios, generalmente los cubanos han debido enfrentar antes una cantidad de trámites, aplazamientos, "vuelva luego", reelaboración de documentos... que convierten estos asuntos en un via crucis.

Por las condiciones económicas que enfrentamos, se busca reforzar la ética notarial también en aras de evitar las ilegalidades y la corrupción en el sector, pues alguna gente trata de utilizarlos para dar visos de claridad a procederes oscuros. Cada vez que se impugna un documento emitido por una Notaría o uno de estos profesionales cae en tela de juicio, se resquebraja el código de comportamiento que rige la actuación de estos veladores de la legalidad. Y, más que esto, alguien ha sido beneficiado o perjudicado sin todas las de la ley.

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