martes, 30 de agosto de 2011

Cuentapropismo con buen gusto

Cuando en Cuba se decidió hace unos meses impulsar el cuentapropismo, como modalidad para estimular la oferta de productos y servicios desde el sector privado, las autoridades rápidamente precisaron las disposiciones para organizar la aparición de los pequeños negocios, de acuerdo con regulaciones urbanísticas, de planificación física y que no convirtieran las calles en una proliferación de "timbiriches", a la usanza de otras ciudades fundamentalmente de los países más pobres del hemisferio. No todos vieron con buenos ojos esas regulaciones, pero la mayoría de la gente que escucho sí. Sin embargo, lo que no hemos aprendido todavía o de lo cual se habla poco es de lo relativo a los nombres que se le ponen a esos puntos de venta, restaurantes o locales para la prestación de cualquier servicio, y que rozan las fronteras de la propiedad industrial y el derecho intelectual. El mercadeo sigue siendo tema nuevo para la mayoría. Para la máster en Ciencias Keila L. Borrero Reynaldo, especialista en Propiedad Industrial en Las Tunas, "actualmente muchas empresas adoptan como nombre comercial el nombre de su dueño, ya que es un bien de su propiedad y es parte de su patrimonio aunque debe cumplir con las normativas jurídicas diseñadas para su aplicación. También se ha constituido en práctica común, crear nombres fantasiosos que no significan nada pero son propios de ese establecimiento. Este signo es imprescindible para que las empresas o negocios se inserten en el ámbito competitivo del mercado, pero no funciona si los clientes potenciales no pueden identificar al dueño real y los productos o servicios que ofrece. Es por ello que no es posible adjudicarse un nombre para su establecimiento sin tener en cuenta que este puede ser propiedad de otros con anterioridad y que pudiera, en un momento determinado, inducir a los clientes al error sobre la procedencia empresarial de los productos o servicios que oferta, por ejemplo no sería leal ni lógico que se nombrara a un establecimiento de venta de batidos y dulces “Coppelia” debido que esta es una archiconocida institución y con ello estaría proponiéndose a los consumidores un producto procedente de otro titular." Al caminar por las ciudades o pueblos tuneros, lo cual no es ajeno a otras localidades comunes, no es difícil notar los nombres de pequeños negocios particulares -y hasta algunas cercanas alusiones en los estatales- con nombres reconocidos nacionalmente y hasta en el resto del mundo como Dos Gardenias y La Bodeguita. La especialista insiste en que "este asunto compete a todos los comerciantes y en especial los cuentapropistas deben informarse más, no solo se trata de un nombre llamativo o un cartel bonito, estamos hablando de un nombre PROPIO, con un SELLO PERSONAL, que le adjudique la fama que cada cual sea capaz de ganarse en el mercado. Por lo demás, del desconocimiento de las normativas vigentes, los derechos de terceros y de los propios consumidores, puede resultar un perjuicio monetario derivado de demandas realizadas por estos." Aunque el asunto de las patentes y la propiedad industrial es viejo en el mundo, y en Cuba en el sector estatal es común, obviamente entre los negocios privados hay tela por donde cortar y que van más allá de temas de los cuales hemos aprendido como el del fisco y el seguro.

3 comentarios:

Lola dijo...

Dentro de cinco años todo estará en su sitio adecuado. Empezar algo nuevo supone un reto muy grande. Besos Lola

Gabri - diseño de paginas web dijo...

Bueno siempre que hay nuevas medidas hay que esperar algun tiempo para ir atando cabos sueltos. Igual creo que se esta haciendo bien :)

Jge dijo...

Poco a poco comienzan a formarse los pequeños empresarios, para la mayoría la poca experiencia en el ramo los hace recurrir a lo conocido, lo más fácil como principiantes, claro faltan conocimientos empresariales para que comprendan la importancia de un nombre, algo que los identifique ante un público, que los haga únicos. El nombre debe ser corto, de fácil reconocimiento, de fácil identificación y que sean exclusivos, “ágiles” nunca recorrer a nombres extranjeros y mucho menos a nombres chabacanes.
A partir de este momento, (no sé si se hace) se debían impartir cursos sobre mercado, administración de negocios e identidad corporativa, contabilidad, toma de decisiones, flujo de caja, pues infelizmente algo que puede ser grave para un emprendedor, sobretodo en los inicios, es no saber controlar los lucros adecuadamente.
Iris, ha sido muy bueno ver nuevamente tu blog en el 26.
Un beso desde el sur, Jge