martes, 29 de noviembre de 2011

Sentir que pertenecemos

Considerar una tarea como un asunto personal y que por ende nos interesa, consigue que las energías para realizarlo se multipliquen. Si ocurre lo contrario y “no es mi problema”, la indiferencia y la insensibilidad impedirán que nos entreguemos por completo en alcanzar cualquier objetivo. Tal vez por eso desconfío de quien lejos de defender con argumentos una obra en la que tiene parte o adjudicarse su responsabilidad en que ande mal, se suma a quien critica. Lo que se pretende es crear un espíritu generador de devoción hacia la institución, de auténtico compromiso y participación en todas las actividades, para propiciar la verdadera identidad y efectividad en cualquier gestión conjunta. Algunos vocablos se ponen de moda, como los sombreros o los pantalones estrechos. Lo cual significa que quien no los use está desfasado, y quizás sea inteligente, tenga buen gusto y riqueza de lenguaje, pero no se expresa como los demás. Hay quien ni siquiera sabe con certeza qué recoge esa expresión, y aun así la utiliza. También, como en las tendencias de pasarela, puede ser efímera. Este último no es el caso de la frase tener “sentido de pertenencia”, que en los últimos tiempos aparece con recurrencia como uno de los elementos que pueden ayudar a una mayor productividad o en ser más eficientes. Sin embargo, a los auditorios no siempre se les ofrece el enlace de una idea con la otra. Es decir, ¿de qué manera crecerán la producción o los resultados con solo pertenecer a un sitio? El sentido de pertenencia no aparece al firmar un contrato o integrar la nómina de un lugar. Tampoco a las personas se les incorpora de un día para otro. Se puede formar parte de algo, incluso tener una responsabilidad, sin sentir ese arraigo o identidad que nos permite hacer, emprender una obra con la conciencia de que ese es el modo, tal vez el único, de crecer como familia, grupo, centro laboral o sociedad. Es difícil que mejoremos si a la hora de tomar partido nos ponemos del lado de afuera y lo nuestro siempre parece imperfecto, sucio y descolorido. La mejor forma de criticar, digo yo, es con el convencimiento de que cada uno de nosotros decide, con el consabido aporte del granito de arena, a enmendar los errores. Para los estudiosos de estos temas, el sentido de pertenencia de un colectivo con la organización donde se desempeña constituye uno de los soportes de la motivación. Y, ya sabemos, que cuando esta escasea difícilmente trabajaremos con entusiasmo y consigamos ser eficientes.

2 comentarios:

Lola dijo...

Que difícil ponerte un comentario Iris. ¿que pasa? Un beso de Lola

mike dijo...

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