Una búsqueda rápida en Google para el alojamiento de visitantes en Cuba le da un lugar privilegiado a las casas de renta o casas particulares, como se les llama comúnmente. Desde finales de la década de los 90 y con la apertura del trabajo por cuenta propia, el Estado cubano autorizó el arrendamiento de espacios para el alquiler a extranjeros. Y, aunque no era un proceso tan flexible como ahora, fueron miles las personas que abrieron sus hogares al negocio privado bajo carteles de diversa factura que anunciaban Room for Rent.
La oferta a precios más bajos que en las instalaciones hoteleras, la posibilidad de compartir con la familia, conocer la vida cotidiana, convirtieron esta opción en la preferida para una cantidad considerable de turistas. En varias provincias incluso el número de habitaciones supera el de las registradas por entidades de Turismo.
En Las Tunas, esta actividad económica no estatal cuenta con más de 500 habitaciones, mientras los hoteles Brisas Covarrubias, Cadillac y Las Tunas suman 380. La ubicación geográfica de la ciudad -atravesada por la Carretera Central- es, quizás, la fortaleza para estos negocios donde los vacacionistas casi siempre están de tránsito hacia uno de los polos turísticos de relevancia.
Las potencialidades por explotar en este necesario y creciente mercado todavía son muchas. También quedan cuestiones por mejorar -como los impuestos ante un bajo nivel de ocupación por acá, la capacitación, la disponibilidad de insumos de calidad-. El hecho de que al cierre de marzo Cuba haya recibido un millón de turistas, antes de la fecha prevista, y nuevas naciones emisoras, colocan a las casas de renta en el momento indicado.
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