martes, 25 de julio de 2006

Ciudades verdes

Cada día del año, invariablemente, María Antonia recorre la ciudad casi de un extremo a otro. Ya sea por motivos laborales, escolares de sus hijos o de paseo, ella conoce bien la inclemencia del sol en sus diferentes horarios. También, dónde encontrar un portal o a ratos algunos arbustos, que le sirvan de escondite ante los rayos del Astro Rey. De hecho, agradecería sobremanera que se sembraran más árboles, porque no es igual caminar por un paisaje verde que por espacios desolados y grises. Ella no es la única con tales criterios.“Las Tunas es uno de los territorios con más bajos índices de arborización, afirma categórica Juana Rosa Pérez, vicedirectora técnica de la Dirección Municipal de Planificación Física (DMPF). Y, esta situación, incide hasta en la fuerte sequía que sufrimos. La ciudad, en particular, ha mejorado esas estadísticas, pero no llega a cumplir con los metros cuadrados por habitantes establecidos mundialmente.”En este asunto sucede como el refrán de que la gente solo se acuerda de algunas deidades cuando truena, pues muchas personas pasan insensibles ante los recursos naturales, se olvidan de los jardines para ver los paseos del carnaval, arrojan escombros por doquier o talan árboles sin importar cómo incidiría en el medio. Incluso, ciertas entidades autorizan o levantan edificaciones en las franjas de los ríos, además de contribuir al vertimiento de desechos.Desde hace algunos años, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente vela porque se cumplan las regulaciones existentes en materia de protección al entorno. En cambio, muchas veces se violan determinadas normas o el tiempo ha otorgado patente de corzo para permitir algunas irregularidades. Los especialistas de Planificación Física hacen notar que la presencia de parques, microparques, plazas, parterres y separadores de la vía pública no constituye capricho de Comunales o de los constructores. Por el contrario. Cada una de esas áreas posee una función y así serán las especies que se planten, ya sea por su aporte paisajístico, de sombra y, en casi todos los casos, influyen en la protección de los suelos o en el régimen hídrico.No obstante, tampoco pasa inadvertido el hecho de que manos indolentes arranquen las plantas o talen arbustos en desarrollo. Así ha sucedido en la reforestación, por ejemplo, de la avenida 30 de Noviembre, en la zona cercana al Pedagógico donde arrancaron palmas adultas, o en otros sitios en vías de incrementar la arborización. En lugar de extender el arbolado, se pierde tiempo y recursos en reponer lo que gentes insensibles destruyen.“La preservación de las áreas sí depende de la cultura y la conciencia de los ciudadanos, acota Luis Ernesto Núñez, proyectista de planeamiento urbano en la DMPF. Falta cuidado por parte de la población para mantener los espacios verdes con que contamos. Comunales solamente no puede custodiar esas zonas.”Sobre Comunales pesa otra carga relacionada con la necesaria poda sistemática de los árboles. Lo común es casi talar o “desmochar” hasta el tronco, sobre todo ante la presencia de huracanes o de daño a las instalaciones eléctricas y telefónicas.“Esto que dices es así y sucede, generalmente, porque no tenemos los medios técnicos para realizar esa poda periódicamente, aclara la ingeniera Olga Lidia Roselló, técnica en Áreas Verdes, de la Dirección Provincial de Comunales. Carecemos de grúa para ello. Únicamente contamos con el hombre armado de una sierra pequeña y esto va en contra de la protección al trabajador. Por otro lado, estas labores son muy sacrificadas y, a veces, poco estimuladas. De ahí que no siempre tengamos la fuerza completa. Cuando existe una zona desatendida se nota en la fealdad del paisaje.”En la memoria del tunero de a pie todavía quedan restos del arbolicidio de la calle Colón hace unos años. Los vecinos sufrían en sus casas la “entrada” de las raíces de los árboles, el caminante solo añoraba la placidez de la sombra y al talarlos se pagó el precio de los errores pretéritos de otros.“Para que estas cosas no sucedan, apunta la ingeniera, nosotros atendemos qué especies se siembran en cada lugar, de acuerdo con el entorno y la función por cumplir allí. En las ciudades, por lo general, se plantan árboles con sistema radicular profundo para no dañar las aceras y vías; donde existe tendido eléctrico deben ser aquellas que no alcanzan grandes alturas.”De acuerdo con la información recibida en Comunales, cada municipio debe disponer de 24 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Y, en este año, se trabaja por incrementar los índices existentes para dar continuidad a una práctica desarrollada en el país en los últimos tiempos. A todos nos corresponderá preservar.Más allá del mejoramiento del paisaje, los árboles constituyen los pulmones de las ciudades al actuar como sumidero del dióxido de carbono y aportar oxígeno a cambio; además aportan materia orgánica al suelo, envían humedad a la atmósfera, con lo cual inciden en la temperatura, y sirven de morada a especies de animales. En estos lares conocemos bien el valor de su sombra. Con todo ello alcanza para darles una mano, en aras de vivir en entornos verdes y saludables.

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