viernes, 19 de septiembre de 2008

Las Tunas sin Ike

Cada mañana con sol pudiera sugerir a quien recién llega a Las Tunas que el huracán ya es historia. Pero, no es así. Primero, trabajadores de la Empresa Eléctrica y de las Comunicaciones enderezan postes y tensan los cables. Con ello, miles de personas consiguen un poco de alegría con el restablecimiento de la corriente eléctrica, el servicio de agua y el telefónico.
Y hay más. Los niños y los jóvenes regresan a la escuela. Quizás no a la propia, o tal vez en un local muy diferente a un aula tradicional. Sin embargo, retoman el camino del aprendizaje interrrumpido por el huracán. Las más de 700 escuelas de la provincia sufrieron un poquito con el ciclón, otras perdieron notablemente en su estructura y en muchas de ellas solo quedó, estoico, el busto de José Martí. Aun así la gente sale a trabajar, a aprender, a construir, a vivir.
Las Tunas se recupera, no como todos queremos, pero se levanta. Nadie se engaña con la solución de los problemas, imaginamos que será complicado vestir, calzar y servir la mesa en lo adelante. También estamos convencidos de que para eso hay que trabajar. La esperanza, el optimismo, los pensamientos positivos, nos sirven como un reloj despertador cada mañana.

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