miércoles, 12 de noviembre de 2008

Predecir el clima

Gracias a la fuerza de la Televisión, el doctor José Rubiera es el rostro más conocido de la Meteorología en Cuba. Tan pronto aparece la amenaza de un ciclón tropical por nuestra zona, el jefe del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, nos provee de información; al punto de que el cubano de a pie conoce ya sobre conceptos, comportamientos y fraseología de los organismos climáticos.
Sin embargo, y como él se ha encargado de aclararlo, detrás de sus augurios trabaja un grupo de especialistas de todo el país encargado de vigilar el clima desde la perspectiva científica, además de evitar que los huracanes nos tomen por sorpresa.
Los meteorólogos prefieren siempre anunciar buenas noticias. Pero, se deben conformar con lo que la naturaleza insiste en darnos. El argot de esta esfera del conocimiento ha acuñado como “buen tiempo” las condiciones de un día soleado, con poca nubosidad y sin lluvias.
La predicción de los fenómenos climáticos constituye el desafío que mueve no pocas investigaciones en el mundo. Por lo general, y como lógica consecuencia, mientras mayores daños causan los eventos atmosféricos, crece también la voluntad y la dedicación de los expertos para caracterizarlos, darles clasificación e intentar determinar en qué momento o bajo qué circunstancias se repetirán.
En Cuba, similar a lo ocurrido durante años en otras geografías, los huracanes son los fenómenos naturales que afectan con regularidad al archipiélago. En las últimas cuatro décadas se ha logrado formar un engranaje que parte de la orientación de los ciudadanos, la conformación de planes de emergencia, fases informativas del Instituto de Meteorología y la Defensa Civil... hasta completar un sistema de trabajo que minimiza los daños, tanto de vidas humanas como de bienes personales y recursos de la economía.
La Meteorología no es solo esa ciencia que predice la ocurrencia de precipitaciones, sol intenso o altas temperaturas. También se dedica a estudiar fenómenos que afectan a la humanidad y deterioran sus bienes. El reto seguirá siendo determinar cuándo y dónde asomarán su faz amenazante y destructora.

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