lunes, 8 de diciembre de 2008

Las aulas de par en par

Una amiga graduada de Economía con honores hace pocos años se reconoció inculta, pues en un viaje de estudios a Europa ignoraba elementos fundamentales de la Historia universal relacionados con aquel continente. Su reflexión fue más allá de la anécdota personal para detenerse por primera vez en qué es en esencia la cultura general integral impulsada en Cuba. También comprendió cuánto tiempo se pierde en el aula cuando se es adolescente o la manera en que se resta significación a conocimientos que nos sirven para toda la vida, a fuer de valorar más la promoción de un grado para otro.
Y es este, desde mi percepción, el desafío cotidiano de cada curso escolar por acá, una vez alcanzada hace 50 años la Educación gratuita y obligatoria para todos. Lograr que los alumnos aprendan realmente es ahora la esencia. Para ello será necesario revisar mecanismos inoperantes en la aulas. No importa cuántas personas hayan pasado por los pupitres, ni qué han hecho con sus vidas en el futuro. Quienes llegan ahora a la escuela lo hacen por primera vez… porque debutan en una enseñanza, en un grado, en una carrera o estrenan el uniforme escolar.
Aunque los estudiantes tengan igual edad que los predecesores, provengan de similares territorios, usen mochilas… no son los mismos. La sociedad se transforma cada vez más y los alumnos poseen mayor acceso al conocimiento que hace 10 años. Por eso el profesor no puede ser el mismo. En su superación profesional y personal radica otro de los grandes retos cotidianos.
Colocar en su justo lugar la profesión pedagógica tampoco se puede dejar a decretos para atraer a los estudiantes para esta carrera. Y es sabido que por lo general en Cuba los jóvenes no cuentan entre sus aspiraciones con la de ser maestros. Detenernos a pensar en que si no dejamos que nuestra hija o hijo sigan el camino del pizarrón, sus propios descendientes no tendrán frente al aula al más capaz, sino al que le tocó y quien no siempre cumple con nuestras propias expectativas. De ello depende en gran medida la cultura general integral de una sociedad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha parecido muy ilustrativo este comentario, Iris. El futuro de la educación cubana no puede peligrar y depende mucho de lo que logremos en el presente. Yo percibo un leve despertar en las personas que nos formamos en etapas anteriores, donde reinaba la calidad del maestro, y sin tantos informes por llenar los alumnos aprendíamos. Ahora desde nuestra posición de padres velamos porque a nuestros hijos se les instruya en las aulas como merecen. Digo que estoy cursando otra vez la secundaria básica, pues mi hija cursa el octavo grado. Estoy de acuerdo con los nuevos cambios en esta enseñanza, pero existen cuestiones por corregir todavía, y es que el profesor necesita estar bien preparado, informado, tener esa cultura de la hablas y muchas veces no es así. Pero sobre todo debe tener vocación por lo que hace. El tema es polémico colega, muy bien que lo hayas traido al blog.