jueves, 26 de febrero de 2009

Del argot de las reuniones

Existen lugares comunes, vicios del lenguaje que se han ido entronizando en el habla de las reuniones en Cuba y que, con apariencia de inocentes palabrejas, se pueden malinterpretar e incluso restar importancia a la responsabilidad que cada uno tiene en la sociedad. Me refiero, aunque suelen ser más, a los “nivelitos” y “grupos de recursos” o de materiales, con que algunos directivos ofrecen información en determinados encuentros de análisis y foros.
Como se dice que el lenguaje es la envoltura del pensamiento, cuesta pensar que detrás de esos vocablos no se puede menospreciar un asunto o esconder imprecisiones, desconocimiento, hasta descontrol sobre los recursos con que se dispone para ejecutar una obra, quizás dar respuesta a problemas colectivos y cumplir con el encargo social de determinada empresa o institución.
Suponemos que cuando se emplearon esas frases por primera vez haya ocurrido porque el volumen de referencias apenas era de consideración, o sí?, o porque no se tenía dominio del tema como para informar a un superior. El quid es que podrá quedar la duda y no enaltece la imagen de nuestros directivos. En una reunión de rendición de cuentas, por ejemplo, siempre será mejor hablar con claridad, sin ambages, con un lenguaje diáfano para que no queden hendijas para la desconfianza entre los electores.
Las modas que en ocasiones creemos solo exclusividades del vestuario, también se cuelan en el lenguaje, más allá del argot juvenil y callejero. Así se convierten en vicios de la manera de hablar en importantes sitios, con temas serios, donde se toman decisiones y se solucionan irregularidades de interés para grupos de personas, que llevan el nombre de circunscripción, consejo popular, comunidad, municipio, provincia…

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