miércoles, 30 de enero de 2013

Dime espejito mágico...

Valeria Lukyanova es una muchacha ucraniana de 21 años que ha empleado sus mayores esfuerzos en lucir como Barbie, el personaje infantil de la firma norteamericana Mattel. Para eso, no solo aclaró su largo pelo y se maquilla como la muñeca. También acudió al quirófano en numerosas ocasiones para aumentar el busto, reducir el diámetro de la cintura, rehacer la nariz, implantar colágeno en los labios y los ojos, hasta convertirse en una copia de carne y hueso de la novia de Ken. Pero ella no es la única, en internet abundan las jóvenes, y algunos varones, que pretenden igualarse a los personajes de los dibujos animados. Esta “fiebre” encuentra caldo de cultivo en el mundo de hoy, en el cual se sobredimensiona la importancia de la imagen; las nuevas tecnologías también ayudan a expandir esos “sueños”. Es el contexto en que el connotado capo Pablo Escobar aparece en series que minimizan la criminalidad asociada a las drogas y a su vida. Y alcanzan espacios protagonistas los espectáculos y concursos a la usanza de Belleza Latina, Pequeños Gigantes y Yo me llamo, los cuales de forma más o menos abierta ponderan los valores del american way of life. Justamente son los avances tecnológicos que desplazaron a los cassettes de cinta y a las cámaras fotográficas de rollo, los que permitieron desde hace pocos años, que estos materiales audiovisuales pasen de mano en mano entre la población cubana. Y, evidentemente, el hecho plantea un desafío innegable para los canales tradicionales de información y de entretenimiento. Pero, también reta a la familia en el sentido de lograr una coherencia entre los valores transmitidos a los hijos y la influencia que ejercen otros sobre ellos. El quid del asunto no se halla en prohibir, tarea muy difícil en estos tiempos cuando se trate de controlar todo lo que ven nuestros hijos, porque si se limitan en casa, tal vez encuentren oportunidad con los amigos, vecinos, o cualquier otro escenario alternativo. En intercambio reciente de Enrique Ubieta, director de la publicación La Calle del Medio, con representantes de varios sectores de la sociedad tunera, hacía hincapié en reconocer que el Estado cubano no es el único generador de información. Y estar conscientes de que muchos de esos materiales con elevada calidad estética, reproducen y ponderan los valores del capitalismo. No sobra decir que entran en contradicción franca con las ideas de nuestro sistema político y proyecto social. Es por esta razón, que lejos de establecer límites sobre los materiales a los cuales acceden los jóvenes, sería más eficaz la orientación, la aclaración, acerca de qué se promueve y defiende en ellos. El escenario para debatir tampoco debe quedar reducido al sofá hogareño, sino por qué no hablar de las series que todos conocemos en la escuela, en los comités de base… Cualquier niña de nuestro entorno anhela parecer una bella y estilizada muñeca, los adolescentes suelen también acariciar la ilusión de lucir el atractivo de sus héroes de las pantallas, pero de ahí a convertir el asunto en el único fin en la vida o ir al quirófano reiteradamente para conseguirlo, va un largo trecho. No hace falta llegar a ese instante para reconocer en el entorno más estrecho de la familia que tendríamos un problema.

1 comentario:

Jge dijo...

Hola Iris, buenas noches.
Cómo estás? Espero que bien tanto tú como los tuyos.
Hoy decidi leerte después de algún tiempo.
Saludos desde el sur
cub.tunas@gmail.com
Besos, Jge